Atrás quedan los tiempos en los que un coche era únicamente un vehículo de transporte cuyo cometido era transportarnos de un lado a otro.
Cierto, cuando decidimos comprar uno nuevo, este es el principal motivo que nos lleva a hacerlo, pero en la decisión de compra cada vez pesan más los sensores que integra. Así es, los sensores de un coche pueden ayudarnos a prevenir averías y accidentes, a estacionar nuestro vehículo sin percances y, muy pronto, también serán capaces de conducir nuestro vehículo de forma autónoma.
Los coches actuales ofrecen infinidad de sensores que hacen la conducción y el mantenimiento de nuestros vehículos mucho más sencillos, que los convierte en habitáculos mucho más seguros. Además, en los próximos años esto solo va a ir en aumento, ¡por eso venimos a contarte todo lo que debes saber sobre los sensores de coche y qué puedes esperar de este tipo de equipamiento!
Cada vez existen más tipos de sensores en cada vehículo y todos ellos tienen una razón de ser y, por lo general, incluso más de una utilidad diferente. Estos instrumentos sirven para medir ciertos parámetros y darnos información que haga nuestra experiencia al volante aún más placentera. De hecho, muchos incorporan ya incluso la capacidad de enviarnos mensajes a nuestros smartphones en caso de necesidad, una auténtica locura si lo hubiésemos pensado hace tan solo una década.
¡Veamos los principales sensores del coche y para qué sirve cada uno de ellos!
Se dividen en sensores de posición circulares o lineales, y sirven para determinar la ubicación de un determinado elemento dentro de un circuito en el que todo debe estar perfectamente identificado.
Dentro del apartado de sensor de posición encontramos por ejemplo los sensores ultrasónicos de los parachoques que actúan como sensor de aparcamiento del coche o los que miden la cantidad de carburante o de aceite que queda en el coche en tiempo real.
Controlar la presión de los distintos elementos líquidos y gaseosos de un vehículo es esencial no solo para el funcionamiento del mismo, sino incluso para su arranque en caso de estar hablando de un coche de reciente fabricación. Un sensor de presión determina desde si el sistema de frenos de un coche está en perfecto estado hasta si las ruedas necesitan un inflado, pasando por si hay problemas con el gas del aire acondicionado o si la presión hidráulica en la dirección asistida es la correcta.
La temperatura de determinados elementos del coche es crucial para el buen funcionamiento de este ingenio de cuatro ruedas. Por eso es importante que la centralita de nuestro vehículo reciba información de cada sensor de temperatura para poder adaptar el rendimiento del motor a las condiciones existentes. Existen un sensor de temperatura del coche en los sistemas de refrigeración o de aire acondicionado, pero también en el depósito de carburante, la carrocería o el cárter de aceite, entre otros muchos elementos.
El acrónimo RPM se refiere a las ‘revoluciones por minuto’, o lo que es lo mismo, a cuántas veces gira un determinado elemento mientras el coche está en marcha.
El sensor de ABS del coche, por ejemplo, mide las veces que gira cada rueda, pero hay otros sensores RPM algo menos obvios, como el que mide cuántas veces gira el cigüeñal de un motor, indispensable para garantizar un funcionamiento controlado del mismo.
Un sensor de potencia o sensor de fuerza es vital para la seguridad durante cualquier tipo de trayecto. Los sensores de potencia están presentes, por ejemplo, en los pedales del vehículo, ya que es la forma de que el coche comprenda exactamente lo que queremos cuando los pisamos. Ahora bien, también controlan aspectos como saber si un asiento está ocupado para recordar la obligatoriedad del uso del cinturón de seguridad, o si la carga que está soportando el vehículo es excesiva.
Aunque por su nombre podría parecer que están encargados de hacer que el coche vaya más rápido, en realidad un sensor de acelerómetro es un sistema de seguridad. Sí, tiene en cuenta la aceleración del vehículo, pero no como solemos pensar.
En realidad, se trata de sistemas que preparan al vehículo para responder ante un posible problema a determinadas velocidades. Son, por ejemplo, los que garantizan que un airbag saltará siempre a tiempo independientemente de la velocidad a la que circulemos, o que los cinturones de seguridad ejercerán la presión necesaria para evitar que salgamos despedidos del coche en caso de ser necesario.
El caudalímetro de un coche, como su propio nombre indica, es un sensor que mide el caudal de aire, en este caso del que entra en el motor de un coche, y es determinante para determinar qué cantidad de combustible necesita este para funcionar con la máxima eficacia. Además, también controla el nivel de gases que el vehículo emite.
Los sensores, como su propio nombre sugiere, son los encargados de ‘sentir’, en este caso qué le ocurre al coche, y de notificarlo a la centralita (su cerebro) o al propio conductor si es que este necesita estar al tanto de algo.
Además de los ya mencionados, están los sensores de detonación (o de golpe), el sensor de temperatura de escape, la sonda lambda, que determina la cantidad de oxígeno en el gas del tubo de escape… Un coche actual no podría funcionar sin todos ellos, y sin muchos más, aunque son los sensores de seguridad los que están adquiriendo un mayor protagonismo en los últimos tiempos.
Una vez más, estos son tan solo algunos ejemplos de sensores de coche que ya se usan o, como el último, que está probándose para revolucionar la experiencia de conducción tal y como la conocemos a día de hoy.